miércoles, 12 de noviembre de 2008

Jn 5, 1-12 Levántate, toma tu camilla y camina

Juan 5
(Jn 5, 1-12) Levántate, toma tu camilla y camina
[1] Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. [2] Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. [3] Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos, que esperaban la agitación del agua. [4]. [5] Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. [6] Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?». [7] Él respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes». [8] Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina». [9] En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, [10] y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla». [11] Él les respondió: «El que me curó me dijo: “Toma tu camilla y camina”». [12] Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: “Toma tu camilla y camina”?».
(C.I.C 594) Jesús realizó obras como el perdón de los pecados que lo revelaron como Dios Salvador (cf. Jn 5, 16-18). Algunos judíos que no le reconocían como Dios hecho hombre (cf. Jn 1, 14) veían en él a "un hombre que se hace Dios" (Jn 10, 33), y lo juzgaron como un blasfemo. (C.I.C 589) Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos (cf. Mt 9, 13; Os 6, 6). Llegó incluso a dejar entender que compartiendo la mesa con los pecadores (cf. Lc 15, 1-2), los admitía al banquete mesiánico (cf. Lc 15, 22-32). Pero es especialmente al perdonar los pecados, cuando Jesús puso a las autoridades de Israel ante un dilema. Porque como ellas dicen, justamente asombradas, "¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?" (Mc 2, 7). Al perdonar los pecados, o bien Jesús blasfema porque es un hombre que pretende hacerse igual a Dios (cf. Jn 5, 18; 10, 33) o bien dice verdad y su Persona hace presente y revela el Nombre de Dios (cf. Jn 17, 6. 26).

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