sábado, 21 de octubre de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 205
(Respuesta YouCat) En la Confirmación el alma de un
cristiano bautizado queda marcada con un sello indeleble que sólo se puede
recibir una vez y que marca a esta persona para siempre como cristiano. El don
del Espíritu Santo es la fuerza de lo alto en la que esta persona realiza la
gracia de su Bautismo a través de su vida y es «testigo» de Cristo.
Reflecciones y
puntos a profundizar (C.I.C 1302) De la
celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión especial del
Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de
Pentecostés.
Para meditar (Comentario
YouCat) Confirmarse quiere decir hacer un «contrato» con Dios.
El confirmando dice: Sí, Dios mío, creo en ti. Dame el Espíritu Santo para
pertenecerte totalmente, para no separarme nunca de ti y para dar testimonio de
ti toda mi vida en cuerpo y alma, con hechos y palabras, en los días buenos y
en los días malos. Y Dios dice: Sí, hijo mío, yo también creo en ti, y te
concederé mi Espíritu, me doy yo mismo. Te perteneceré totalmente. No me
separaré de ti nunca, ni en esta vida ni en la eterna. Estaré en tu cuerpo y en
tu alma, en tus hechos y palabras. Incluso cuando tú me olvides, yo estaré ahí,
tanto en los días buenos como en los malos.
(Comentario CIC) (C.I.C
1303) Por este hecho, la Confirmación confiere
crecimiento y profundidad a la gracia bautismal: – nos introduce más
profundamente en la filiación divina que nos hace decir "Abbá, Padre" (Rm 8,15); – nos une
más firmemente a Cristo; – aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo; –
hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf. Lumen gentium, 11); – nos concede una fuerza especial del Espíritu
Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como
verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo
y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf. Convcilio de Florencia: DS
1319; Lumen gentium, 11, 12): “Recuerda,
pues, que has recibido el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e
inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de
conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has
recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado
y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu” (San Ambrosio, De mysteriis 7, 42: PL 16, 402-403).
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