jueves, 19 de octubre de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 204
(Respuesta YouCat) Ya en el Antiguo Testamento el pueblo
de Dios esperaba que el Espíritu Santo se derramaría sobre el Mesías. Jesús
llevó una vida en un espíritu especial de amor y en total unión con su Padre
del cielo. Este Espíritu de Jesús era el «Espíritu Santo» que anhelaba el
pueblo de Israel; y era el mismo Espíritu que Jesús prometió a sus discípulos,
el mismo Espíritu que descendió sobre los discípulos cincuenta días después de la
Pascua, en la fiesta de Pentecostés. Y nuevamente es el mismo Espíritu Santo de
Jesús quien desciende sobre aquel que recibe el sacramento de la Confirmación.
Reflecciones
y puntos a profundizar
(Comentario CIC) (C.I.C
1285) Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento
de la Confirmación constituye el conjunto de los "sacramentos de la
iniciación cristiana", cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso,
pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria
para la plenitud de la gracia bautismal (cf. Ritual de la Confirmación, Praenotandos 1). En efecto, a los bautizados
"el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y
los los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma
se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y
defender la fe con sus palabras y sus obras" (Lumen gentium, 11; cf. Ritual
de la Confirmación, Praenotandos 2).
Para meditar
(Comentario YouCat) Ya en
los Hechos de los Apóstoles, que se escribieron pocos decenios después de la
muerte de Jesús, vemos a Pedro y a Juan en «viaje de Confirmación»;
ambosimponen las manos a nuevos cristianos, que antes «sólo estaban bautizados
en el nombre del Señor Jesús», para que su corazón se llene del Espíritu Santo.
(Comentario
CIC) (C.I.C 1286) En el Antiguo
Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre
el Mesías esperado (cf. Is 11,2) para realizar su misión salvífica (cf. Lc
4,16-22; Is 61,1). El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo
por Juan fue el signo de que él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de
Dios (Mt 3,13-17; Jn 1,33-34). Habiendo sido concedido por obra del Espíritu
Santo, toda su vida y toda su misión se realizan en una comunión total con el
Espíritu Santo que el Padre le da "sin medida" sin 3,34).
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