miércoles, 18 de octubre de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 203
(Respuesta YouCat) La Confirmación es el sacramento que
completa el Bautismo y en el que recibimos el don del Espíritu Santo. Quien
opta libremente por una vida como hijo de Dios y bajo el signo de la imposición
de las manos y la unción con el Crisma pide el Espíritu de Dios, recibe la
fuerza de ser testigo del amor y del poder de Dios con sus palabras y obras. Es
entonces un miembro pleno y responsable de la Iglesia católica.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 1285) Con el Bautismo y la
Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los
"sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser
salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este
sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal (cf. Ritual de la Confirmación, Praenotandos
1). En efecto, a los bautizados "el sacramento de la Confirmación los une
más íntimamente a la Iglesia y los los enriquece con una fortaleza especial del
Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos
testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus
obras" (Lumen gentium, 11; cf. Ritual de la Confirmación, Praenotandos 2).
Para meditar
(Comentario YouCat) Cuando
un entrenador manda salir al campo a un futbolista, le pone la mano en el
hombro y le da sus últimas instrucciones. Así se puede entender también la
Confirmación. Entramos en el campo de la vida. Se nos imponen las manos. Por el
Espíritu Santo sabemos lo que debemos hacer. Nos ha motivado profundamente. Su
envío resuena en nuestros oídos. Sentimos su ayuda. No queremos decepcionar la
confianza que ha puesto en nosotros y vamos aganar el partido para él. Sólo
tenemos que querer y escucharle.
Commento CCC (C.I.C
1314) Si un cristiano está en peligro de muerte,
cualquier presbítero puede darle la Confirmación (cf. CIC canon 883, 3). En
efecto, la Iglesia quiere que ninguno de sus hijos, incluso en la más tierna
edad, salga de este mundo sin haber sido perfeccionado por el Espíritu Santo
con el don de la plenitud de Cristo.
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