martes, 1 de diciembre de 2015
562. ¿En qué sentido es mariana la oración cristiana? (Primera parte)
(Compendio
562) En virtud de la singular cooperación de María con la acción del Espíritu
Santo, la Iglesia ama rezar a María y orar con María, la orante perfecta, para
alabar e invocar con Ella al Señor. Pues María, en efecto, nos «muestra el
camino» que es su Hijo, el único Mediador.
Resumen
(C.I.C 2682) En
virtud de su cooperación singular con la acción del Espíritu Santo, la Iglesia
ora también en comunión con la Virgen María para ensalzar con ella las
maravillas que Dios ha realizado en ella y para confiarle súplicas y
alabanzas.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2673) En
la oración, el Espíritu Santo nos une a la Persona del Hijo Unico, en su
humanidad glorificada. Por medio de ella y en ella, nuestra oración filial
comulga en la Iglesia con la Madre de Jesús (cf. Hch 1, 14). (C.I.C 2674) Desde
el sí dado por la fe en la anunciación y mantenido sin vacilar al pie de la
cruz, la maternidad de María se extiende desde entonces a los hermanos y a las
hermanas de su Hijo, "que son peregrinos todavía y que están ante los
peligros y las miserias" (Lumen
gentium, 62). Jesús, el único Mediador, es el Camino de nuestra oración;
María, su Madre y nuestra Madre es pura transparencia de Él: María
"muestra el Camino" [Odighitria],
es su "signo", según la iconografía tradicional de Oriente y
Occidente.
Para la reflexión
(C.I.C 2675) A
partir de esta cooperación singular de María a la acción del Espíritu Santo,
las Iglesias han desarrollado la oración a la santa Madre de Dios, centrándola
sobre la persona de Cristo manifestada en sus misterios. En los innumerables
himnos y antífonas que expresan esta oración, se alternan habitualmente dos
movimientos: uno "engrandece" al Señor por las "maravillas"
que ha hecho en su humilde esclava, y por medio de ella, en todos los seres
humanos (cf. Lc 1, 46-55); el segundo confía a la Madre de Jesús las súplicas y
alabanzas de los hijos de Dios ya que ella conoce ahora la humanidad que en
ella ha sido desposada por el Hijo de Dios. (Continua)
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