viernes, 4 de diciembre de 2015
562. ¿En qué sentido es mariana la oración cristiana? (Cuarta parte - continuación)
(Compendio 562
- repetición) En virtud de la singular cooperación de María
con la acción del Espíritu Santo, la Iglesia ama rezar a María y orar con
María, la orante perfecta, para alabar e invocar con Ella al Señor. Pues María,
en efecto, nos «muestra el camino» que es su Hijo, el único Mediador.
Resumen
(C.I.C 2682) En
virtud de su cooperación singular con la acción del Espíritu Santo, la Iglesia
ora también en comunión con la Virgen María para ensalzar con ella las
maravillas que Dios ha realizado en ella y para confiarle súplicas y alabanzas.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2678) La
piedad medieval de Occidente desarrolló la oración del Rosario, en sustitución
popular de la Oración de las Horas. En Oriente, la forma litánica del Acathistós y de la Paráclisis se ha conservado más cerca del oficio coral en las
Iglesias bizantinas, mientras que las tradiciones armenia, copta y siríaca han
preferido los himnos y los cánticos populares a la Madre de Dios. Pero en el
Ave María, los theotokía, los himnos
de San Efrén o de San Gregorio de Narek, la tradición de la oración es
fundamentalmente la misma.
Para la reflexión
(C.I.C 2679)
María es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nos
adherimos con ella al designio del Padre, que envía a su Hijo para salvar a
todos los hombres. Como el discípulo amado, acogemos en nuestra intimidad (cf.
Jn 19, 27) a la madre de Jesús, hecha madre de todos los vivientes. Podemos
orar con ella y orarle a ella. La oración de la Iglesia está como apoyada en la
oración de María. Y con ella está unida en la esperanza (cf. Lumen gentium, 68-69). (C.I.C 2680) La
oración está dirigida principalmente al Padre; igualmente se dirige a Jesús, en
especial por la invocación de su santo Nombre: "Señor Jesucristo, Hijo de
Dios, ten piedad de nosotros, pecadores".
[Fin]
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