martes, 29 de septiembre de 2015
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 523
- repetición) El octavo mandamiento prohíbe: 1) El falso
testimonio, el perjurio y la mentira, cuya gravedad se mide según la naturaleza
de la verdad que deforma, de las circunstancias, de las intenciones del
mentiroso y de los daños ocasionados a las víctimas. 2) El juicio temerario, la
maledicencia, la difamación y la calumnia, que perjudican o destruyen la buena
reputación y el honor, a los que tiene derecho toda persona. 3) El halago, la
adulación o la complacencia, sobre todo si están orientados a pecar gravemente
o para lograr ventajas ilícitas. Una culpa cometida contra la verdad debe ser
reparada, si ha causado daño a otro.
Resumen
(C.I.C 2509) Una
falta cometida contra la verdad exige reparación.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2481) “La vanagloria o jactancia constituye una falta contra la verdad. Lo mismo sucede
con la ironía que trata de
ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola tal o cual aspecto de su
comportamiento. (C.I.C 2482) ‘La mentira
consiste en decir falsedad con intención de engañar’ (San Agustín, De mendacio, 4, 5: PL 40, 491). El Señor
denuncia en la mentira una obra diabólica: ‘Vuestro padre es el diablo [...]
porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de
dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira’ (Jn 8, 44).
Para la reflexión
(C.I.C 2483) La
mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar
contra la verdad para inducir a error. Lesionando la relación del hombre con la
verdad y con el prójimo, la mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y
de su palabra con el Señor. (C.I.C 2484) La gravedad
de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según
las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos
por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un
pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las
virtudes de la justicia y la caridad. (Continua)
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