martes, 22 de septiembre de 2015
520. ¿En qué se inspira el amor a los pobres? (Tercera parte - continuación)
Le pedimos disculpas a los visitantes por el
largo retraso: - de 6 – a 15 de
septiembre - en publicar las entradas del blog. Sólo se debe a los retrasos
en la reparación de sus propios fracasos y a reincorporarse a sus funciones por
la empresa que proporciona conexiones a Internet.
(Compendio 520
- repetición) El amor a los pobres se inspira en el Evangelio
de las bienaventuranzas y en el ejemplo de Jesús en su constante atención a los
pobres. Jesús dijo: «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños,
a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). El amor a los pobres se realiza mediante la
lucha contra la pobreza material, y también contra las numerosas formas de
pobreza cultural, moral y religiosa. Las obras de misericordia espirituales y
corporales, así como las numerosas instituciones benéficas a lo largo de los
siglos, son un testimonio concreto del amor preferencial por los pobres que
caracteriza a los discípulos de Jesús.
Resumen
(C.I.C 2462) La
limosna hecha a los pobres es un testimonio de caridad fraterna; es también una
práctica de justicia que agrada a Dios.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2449) En
el Antiguo Testamento, toda una serie de medidas jurídicas (año jubilar,
prohibición del préstamo a interés, retención de la prenda, obligación del
diezmo, pago cotidiano del jornalero, derecho de rebusca después de la vendimia
y la siega) corresponden a la exhortación del Deuteronomio: ‘Ciertamente nunca
faltarán pobres en este país; por esto te doy yo este mandamiento: debes abrir
tu mano a tu hermano, a aquél de los tuyos que es indigente y pobre en tu
tierra’ (Dt 15, 11). Jesús hace suyas estas palabras: ‘Porque pobres siempre
tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis’ (Jn 12, 8). Con esto,
no hace caduca la vehemencia de los oráculos antiguos: ‘comprando por dinero a
los débiles y al pobre por un par de sandalias [...]’ (Am 8, 6), sino que nos
invita a reconocer su presencia en los pobres que son sus hermanos (cf. Mt 25,
40): El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y
enfermos, santa Rosa de Lima le contestó: ‘Cuando servimos a los pobres y a los
enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo,
porque en ellos servimos a Jesús’ (P. Hansen,
Vita mirabilis […] venerabilis sororis Rosae de Sancta Maria
Limensis (Roma 1664) p. 200).
Para la reflexión
(C.I.C 2448)
“Bajo sus múltiples formas - indigencia material, opresión injusta,
enfermedades físicas o psíquicas y, por último, la muerte -, la miseria humana es el signo manifiesto
de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado
de Adan y de la necesidad que tiene de salvación. Por ello, la miseria humana
atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e
identificarse con los «más pequeños de sus hermanos». También por ello, los
oprimidos por la miseria son objeto de un
amor de preferencia por parte de la Iglesia, que, desde los orígenes, y a
pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para
aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras
de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables”
(Instr. Libertatis conscientia, 68).
[Fin]
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