513. ¿Qué significado tiene el
trabajo para el hombre?
(Compendio
513) Para el hombre, el trabajo es un deber y un derecho, mediante el cual
colabora con Dios Creador. En efecto, trabajando con empeño y competencia, la
persona actualiza las capacidades inscritas en su naturaleza, exalta los dones
del Creador y los talentos recibidos; procura su sustento y el de su familia y
sirve a la comunidad humana. Por otra parte, con la gracia de Dios, el trabajo
puede ser un medio de santificación y de colaboración con Cristo para la
salvación de los demás.
Resumen
(C.I.C 2460) El
valor primordial del trabajo atañe al hombre mismo que es su autor y su
destinatario. Mediante su trabajo, el hombre participa en la obra de la
creación. Unido a Cristo, el trabajo puede ser redentor.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2427) El trabajo humano procede directamente de
personas creadas a imagen de Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo
beneficio, la obra de la creación dominando la tierra (cf. Gn 1, 28; Gaudium et spes, 34; Centesimus Annus, 31). El trabajo es,
por tanto, un deber: ‘Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma’ (2Ts 3,
10; cf. 1Ts 4, 11). El trabajo honra los dones del Creador y los talentos
recibidos. Puede ser también redentor. Soportando el peso del trabajo (cf. Gn
3, 14-19), en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el crucificado del
Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de Dios en su obra
redentora. Se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día, en la
actividad que está llamado a realizar (cf. Laborem
exercens, 27). El trabajo puede ser un medio de santificación y de
animación de las realidades terrenas en el espíritu de Cristo.
Para la reflexión
(C.I.C 2426) El
desarrollo de las actividades económicas y el crecimiento de la producción
están destinados a satisfacer las necesidades de los seres humanos. La vida
económica no tiende solamente a multiplicar los bienes producidos y a aumentar
el lucro o el poder; está ordenada ante todo al servicio de las personas, del
hombre entero y de toda la comunidad humana. La actividad económica dirigida
según sus propios métodos, debe moverse no obstante dentro de los límites del
orden moral, según la justicia social, a fin de responder al plan de Dios sobre
el hombre (cf. Gaudium et spes, 64).
(C.I.C 2428) En el trabajo, la persona ejerce y aplica una parte de las
capacidades inscritas en su naturaleza. El valor primordial del trabajo
pertenece al hombre mismo, que es su autor y su destinatario. El trabajo es
para el hombre y no el hombre para el trabajo (cf. Laborem exercens, 6). Cada cual debe poder sacar del trabajo los
medios para sustentar su vida y la de los suyos, y para prestar servicio a la
comunidad humana.
(Siguiente pregunta: ¿A qué tipo
de trabajo tiene derecho toda persona?)
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