miércoles, 30 de septiembre de 2015
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Cuarta parte - continuación)
(Compendio 523
- repetición) El octavo mandamiento prohíbe: 1) El falso testimonio,
el perjurio y la mentira, cuya gravedad se mide según la naturaleza de la
verdad que deforma, de las circunstancias, de las intenciones del mentiroso y
de los daños ocasionados a las víctimas. 2) El juicio temerario, la
maledicencia, la difamación y la calumnia, que perjudican o destruyen la buena
reputación y el honor, a los que tiene derecho toda persona. 3) El halago, la
adulación o la complacencia, sobre todo si están orientados a pecar gravemente
o para lograr ventajas ilícitas. Una culpa cometida contra la verdad debe ser
reparada, si ha causado daño a otro.
Resumen
(C.I.C 2507) El
respeto de la reputación y del honor de las personas prohíbe toda actitud y
toda palabra de maledicencia o de calumnia. (C.I.C 2508) La mentira consiste en
decir algo falso con intención de engañar al prójimo.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2485) La
mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra
cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de
inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye
una falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la
intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los
que son desviados de la verdad. (C.I.C 2486) La mentira, por ser una violación
de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás.
Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo
juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y
todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad:
socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones
sociales.
Para la reflexión
(C.I.C 2487) Toda
falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado. Cuando es
imposible reparar un daño públicamente, es preciso hacerlo en secreto; si el
que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso
darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de
reparación se refiere también a las faltas cometidas contra la reputación del
prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la
medida del daño causado. Obliga en conciencia. [Fin]
martes, 29 de septiembre de 2015
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Tercera parte - continuación)
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 523
- repetición) El octavo mandamiento prohíbe: 1) El falso
testimonio, el perjurio y la mentira, cuya gravedad se mide según la naturaleza
de la verdad que deforma, de las circunstancias, de las intenciones del
mentiroso y de los daños ocasionados a las víctimas. 2) El juicio temerario, la
maledicencia, la difamación y la calumnia, que perjudican o destruyen la buena
reputación y el honor, a los que tiene derecho toda persona. 3) El halago, la
adulación o la complacencia, sobre todo si están orientados a pecar gravemente
o para lograr ventajas ilícitas. Una culpa cometida contra la verdad debe ser
reparada, si ha causado daño a otro.
Resumen
(C.I.C 2509) Una
falta cometida contra la verdad exige reparación.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2481) “La vanagloria o jactancia constituye una falta contra la verdad. Lo mismo sucede
con la ironía que trata de
ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola tal o cual aspecto de su
comportamiento. (C.I.C 2482) ‘La mentira
consiste en decir falsedad con intención de engañar’ (San Agustín, De mendacio, 4, 5: PL 40, 491). El Señor
denuncia en la mentira una obra diabólica: ‘Vuestro padre es el diablo [...]
porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de
dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira’ (Jn 8, 44).
Para la reflexión
(C.I.C 2483) La
mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar
contra la verdad para inducir a error. Lesionando la relación del hombre con la
verdad y con el prójimo, la mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y
de su palabra con el Señor. (C.I.C 2484) La gravedad
de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según
las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos
por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un
pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las
virtudes de la justicia y la caridad. (Continua)
(Continua la pregunta: ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento?)
lunes, 28 de septiembre de 2015
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Segunda parte - continuación)
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 523
- repetición) El octavo mandamiento prohíbe: 1) El falso
testimonio, el perjurio y la mentira, cuya gravedad se mide según la naturaleza
de la verdad que deforma, de las circunstancias, de las intenciones del
mentiroso y de los daños ocasionados a las víctimas. 2) El juicio temerario, la
maledicencia, la difamación y la calumnia, que perjudican o destruyen la buena
reputación y el honor, a los que tiene derecho toda persona. 3) El halago, la
adulación o la complacencia, sobre todo si están orientados a pecar gravemente
o para lograr ventajas ilícitas. Una culpa cometida contra la verdad debe ser
reparada, si ha causado daño a otro.
Resumen
(C.I.C 2508) La
mentira consiste en decir algo falso con intención de engañar al prójimo.
(C.I.C 2509) Una falta cometida contra la verdad exige reparación.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2479) La
maledicencia y la calumnia destruyen la reputación
y el honor del prójimo. Ahora bien,
el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un
derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la
maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la
caridad. (C.I.C 2480) Debe proscribirse toda palabra o actitud que, por halago, adulación o complacencia,
alienta y confirma a otro en la malicia de sus actos y en la perversidad de su
conducta. La adulación es una falta grave si se hace cómplice de vicios o
pecados graves. El deseo de prestar un servicio o la amistad no justifica una
doblez del lenguaje. La adulación es un pecado venial cuando sólo desea hacerse
grato, evitar un mal, remediar una necesidad u obtener ventajas legítimas.
Para la reflexión
(C.I.C 2478) Para
evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible,
en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo:
“Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo,
que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal
la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios
convenientes para que, bien entendiéndola, se salve” (San Ignacio de Loyola, Exercitia spiritualia, 22). (Continua)
(Continua la pregunta: ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento?)
domingo, 27 de septiembre de 2015
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Primera parte)
523. ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento? (Primera parte)
(Compendio
523) El octavo mandamiento prohíbe: 1) El falso testimonio, el perjurio y la
mentira, cuya gravedad se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, de
las circunstancias, de las intenciones del mentiroso y de los daños ocasionados
a las víctimas. 2) El juicio temerario, la maledicencia, la difamación y la
calumnia, que perjudican o destruyen la buena reputación y el honor, a los que
tiene derecho toda persona. 3) El halago, la adulación o la complacencia, sobre
todo si están orientados a pecar gravemente o para lograr ventajas ilícitas.
Una culpa cometida contra la verdad debe ser reparada, si ha causado daño a
otro.
Resumen
(C.I.C 2507) El
respeto de la reputación y del honor de las personas prohíbe toda actitud y
toda palabra de maledicencia o de calumnia.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2475) Los
discípulos de Cristo se han ‘revestido del hombre nuevo, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad’ (Ef 4, 24). ‘Desechando la mentira’ (Ef 4,
25), deben ‘rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda
clase de maledicencias’ (1Pe 2, 1). (C.I.C 2476) Falso testimonio y perjurio. Una afirmación contraria a la verdad
posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal
viene a ser un falso testimonio (cf. Pr 19, 9). Cuando es pronunciada bajo
juramento se trata de perjurio. Estas maneras de obrar contribuyen a condenar a
un inocente, a disculpar a un culpable o a aumentar la sanción en que ha
incurrido el acusado (cf. Pr 18, 5); comprometen gravemente el ejercicio de la
justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces.
Para la reflexión
(C.I.C 2477) El respeto de la reputación de las personas
prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto
(cf. CIC canon 220). Se hace culpable: – de juicio
temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener
para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo; – de maledicencia el que, sin razón
objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas
que los ignoran; – de calumnia el
que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da
ocasión a juicios falsos respecto a ellos. (Continua)
(Continua la pregunta: ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento?)
sábado, 26 de septiembre de 2015
522. ¿Cómo se da testimonio de la verdad? ) (Segunda parte - continuación)
Le pedimos disculpas a los visitantes por el
largo retraso: - de 6 – a 15 de
septiembre - en publicar las entradas del blog. Sólo se debe a los retrasos
en la reparación de sus propios fracasos y a reincorporarse a sus funciones por
la empresa que proporciona conexiones a Internet.
522. ¿Cómo se da testimonio de la verdad? ) (Segunda parte - continuación)
(Compendio 522
- repetición) El cristiano debe dar testimonio de la verdad evangélica
en todos los campos de su actividad pública y privada; incluso con el
sacrificio, si es necesario, de la propia vida. El martirio es el testimonio
supremo de la verdad de la fe.
Resumen
(C.I.C 2506) El
cristiano no debe ‘avergonzarse de dar testimonio del Señor’ (2Tm 1, 8) en
obras y palabras. El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2473) El martirio es el supremo testimonio de la
verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da
testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad.
Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la
muerte mediante un acto de fortaleza. “Dejadme ser pasto de las fieras. Por
ellas me será dado llegar a Dios” (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Romanos, 4, 1).
Para la reflexión
(C.I.C 2474) Con
el más exquisito cuidado, la Iglesia ha recogido los recuerdos de quienes
llegaron hasta el extremo para dar testimonio de su fe. Son las actas de los
Mártires, que constituyen los archivos de la Verdad escritos con letras de
sangre: “No me servirá nada de los atractivos del mundo ni de los reinos de
este siglo. Es mejor para mí morir en Cristo Jesús que reinar hasta los
confines de la tierra. Es a Él a quien busco,
a quien murió por nosotros. A Él quiero, al
que resucitó por nosotros. Mi nacimiento se acerca...” [San Ignacio de
Antioquía, Epistula ad Romanos, 6,
1). “Te bendigo por haberme juzgado digno de este día y esta hora, digno de ser
contado en el número de tus mártires [...]. Has cumplido tu promesa, Dios, en
quien no cabe la mentira y eres veraz. Por esta gracia y por todo te alabo, te
bendigo, te glorifico por el eterno y celestial Sumo Sacerdote, Jesucristo, tu
Hijo amado. Por Él, que está contigo y con el
Espíritu, te sea dada gloria ahora y en los siglos venideros. Amén” (Martyrium Polycarpi, 14, 2-3). [Fin]
(Siguiente pregunta: ¿Qué prohíbe el octavo mandamiento?)
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