domingo, 21 de octubre de 2012
1S 16, 1; 12-13 «Levántate y úngelo, porque es este»
I Samuel 16 - paginas
selectas
1 El Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar
lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado para que no reine más sobre
Israel? ¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén,
porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey». - 12 Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de
hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Levántate y
úngelo, porque es este». 13 Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en
presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió
sobre David. Samuel, por su parte, partió y se fue a Ramá.
(C.I.C
438) La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. "Por
otra parte eso es lo que significa su mismo nombre, porque en el nombre de
Cristo está sobre entendido Él que ha ungido, Él que ha sido ungido y la Unción misma con la que
ha sido ungido: Él que ha ungido, es el Padre.
Él que ha sido ungido, es el Hijo, y lo ha
sido en el Espíritu que es la Unción" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses 3, 18, 3: PG 7, 934).
Su eterna consagración mesiánica fue revelada en el tiempo de su vida terrena
en el momento de su bautismo, por Juan cuando "Dios le ungió con el
Espíritu Santo y con poder" (Hch 10, 38) "para que él fuese
manifestado a Israel" (Jn 1, 31) como su Mesías. Sus obras y sus palabras
lo dieron a conocer como "el santo de Dios" (Cf. Mc 1, 24; Jn 6, 69;
Hch 3, 14).
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