miércoles, 17 de octubre de 2012
1S 1,1 Un sufita de la montaña de Efraím
I Samuel 1 - paginas
selectas
1 Había un
hombre de Ramataim, un sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná,
hijo de Ierojam, hijo de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita.
(C.I.C
489) A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue preparada
por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de todo está Eva: a pesar
de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora
del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la Madre de todos los vivientes (cf. Gn
3, 20). En virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad
avanzada (cf. Gn 18, 10-14; 21,1-2). Contra toda expectativa humana, Dios
escoge lo que era tenido por impotente y débil (cf. 1Co 1, 27) para mostrar la
fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1S 1), Débora, Rut, Judit,
y Ester, y muchas otras mujeres. María "sobresale entre los humildes y los
pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen.
Finalmente, con ella, la excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la
promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (Lumen gentium, 55).
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