viernes, 24 de julio de 2009

Rm 16, 5 La Iglesia que se reúne en su casa

(Rm 16, 5) La Iglesia que se reúne en su casa
[5] Saluden, igualmente, a la Iglesia que se reúne en su casa. No se olviden de saludar a mi amigo Epéneto, el primero que se convirtió a Cristo en Asia Menor.
(C.I.C 1657) Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, "en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras" (Lumen gentium, 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y "escuela del más rico humanismo" (Gaudium et spes, 52). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida. (C.I.C 2204) ‘La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso [...] puede y debe decirse Iglesia doméstica’ (Familiaris consortio, 21; cf. Lumen gentium, 11). Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (Cf. Ef 5, 21-6, 4; Col 3, 18-21; 1P 3, 1-7). (C.I.C 2685) La familia cristiana es el primer ámbiyo para la educación en la oración. Fundada en el sacramento del matrimonio, es la "iglesia doméstica" donde los hijos de Dios aprenden a orar "como Iglesia" y a perseverar en la oración. Particularmente para los niños pequeños, la oración diaria familiar es el primer testimonio de la memoria viva de la Iglesia que es despertada pacientemente por el Espíritu Santo.

No hay comentarios: