sábado, 11 de julio de 2009

Rm 15, 3 Tampoco Cristo buscó su propia complacencia

(Rm 15, 3) Tampoco Cristo buscó su propia complacencia
[3] Porque tampoco Cristo buscó su propia complacencia, como dice la Escritura: Cayeron sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
(C.I.C 615) "Como […] por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos" (Rm 5, 19). Por su obediencia hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del Siervo doliente que "se dio a sí mismo en expiación", "cuando llevó el pecado de muchos", a quienes "justificará y cuyas culpas soportará" (Is 53, 10-12). Jesús repara por nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados (cf. Concilio de Trento: DS 1529). (C.I.C 617) Sua sanctissima passione in ligno crucis nobis justificationem meruit ("Por su sacratísima pasión en el madero de la cruz nos mereció la justificación") enseña el Concilio de Trento (DS 1529) subrayando el carácter único del sacrificio de Cristo como "causa de salvación eterna" (Hb 5, 9). Y la Iglesia venera la Cruz cantando: O crux, ave, spes unica ("Salve, oh cruz, única esperanza", himno "Vexilla Regis": Liturgia de la Horas).

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