miércoles, 1 de julio de 2009

Rm 12, 9-15 Ámense cordialmente con amor fraterno

(Rm 12, 9-15) Ámense cordialmente con amor fraterno
[9] Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. [10] Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. [11] Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. [12] Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. [13] Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad. [14] Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. [15] Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran.
(C.I.C 1971) Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas apostólicas, como Rm 12-15; 1Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina transmite la enseñanza del Señor con la autoridad de los Apóstoles, especialmente exponiendo las virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que anima la caridad, el principal don del Espíritu Santo. ‘Vuestra caridad sea sin fingimiento […] amándoos cordialmente los unos a los otros [...] con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad’ (Rm 12, 9-13). Esta catequesis nos enseña también a tratar los casos de conciencia a la luz de nuestra relación con Cristo y con la Iglesia (Cf. Rm 14; 1Co 5, 10). (C.I.C 1669) Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una "bendición" (Cf. Gn 12,2) y a bendecir (Cf. Lc 6,28; Rm 12,14; 1P 3,9). Por eso los laicos pueden presidir ciertas bendiciones (Cf. Sacrosanctum Concilium, 79; CIC canon 1168); la presidencia de una bendición se reserva al ministerio ordenado (obispos, presbíteros o diáconos) (Cf. Bendicional, Prenotandos generales, 16 y 18), en la medida en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.

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