miércoles, 20 de febrero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 447.
(Respuesta YouCat) Antes existía la idea de un reparto
de funciones: la economía debía ocuparse de aumentar la riqueza, y la política,
de su justa distribución. En la era de la globalización, sin embargo, los
beneficios se logran a nivel global, mientras que la política queda limitada a
las fronteras de los Estados. Por eso hoy no sólo es necesario el
fortalecimiento de las instituciones políticas supraestatales, sino
también la iniciativa de personas y grupos sociales que se dediquen a la
economía en las regiones más pobres del mundo, no en primer lugar a causa del
beneficio, sino partiendo de un espíritu de solidaridad y de caridad. Junto al
mercado y al Estado es necesaria una sociedad civil fuerte.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario CIC) (CIC 2440) La ayuda directa
constituye una respuesta apropiada a necesidades inmediatas, extraordinarias,
causadas por ejemplo por catástrofes naturales, epidemias, etc. Pero no basta
para reparar los graves daños que resultan de situaciones de indigencia ni para
remediar de forma duradera las necesidades. Es preciso también reformar las
instituciones económicas y financieras internacionales para que promuevan y
potencien relaciones equitativas con los países menos desarrollados (cf Sollicitudo rei socialis, 6). Es preciso
sostener el esfuerzo de los países pobres que trabajan por su crecimiento y su
liberación (cf Centesimus annus, 26).
Esta doctrina exige ser aplicada de manera muy particular en el ámbito del
trabajo agrícola. Los campesinos, sobre todo en el Tercer Mundo, forman la masa
mayoritaria de los pobres.
Para meditar
(Comentario YouCat) En el
mercado se intercambian prestaciones equivalentes y contraprestaciones. Pero en
muchas regiones del mundo las personas son tan pobres que no pueden ofrecer
nada para el trueque y así son cada vez más dependientes. Por eso son
necesarias iniciativas económicas que no estén regidas por la «lógica
delintercambio » sino por la «lógica del don sin contrapartida» (Benedicto XVI,
CiV). En ellas no se trata de dar a los pobres una mera limosna, sino, en el
sentido de la autoayuda, de abrirles caminos para la libertad económica.
Existen iniciativas cristianas, como, por ejemplo, el proyecto «economía de la
comunión» del Movimiento de los Focolares, que tiene en todo el mundo más de
750 empresas. También hay «empresarios sociales» (social entrepreneurs) no
cristianos, que, aunque se orientan al beneficio, trabajan en el espíritu de
una «cultura del don» y con la finalidad de mitigar la pobreza y la exclusión.
(Comentario CIC) (CIC 2439) Las naciones ricas
tienen una responsabilidad moral grave respecto a las que no pueden por sí
mismas asegurar los medios de su desarrollo, o han sido impedidas de realizarlo
por trágicos acontecimientos históricos. Es un deber de solidaridad y de
caridad; es también una obligación de justicia si el bienestar de las naciones
ricas procede de recursos que no han sido pagados con justicia.
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