jueves, 7 de febrero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 434.
(Respuesta YouCat) Las apuestas y los juegos de azar son
inmorales y peligrosos cuando el jugador arriesga su sustento. Sobre todo
cuando pone en peligro lo necesario para la vida de otras personas,
especialmente cuando están a su cargo.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario CIC) (CIC
2413) Los juegos de azar
(de cartas, etc.) o las apuestas no son en sí mismos contrarios a la
justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la
persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los
demás. La pasión del juego corre peligro de convertirse en una grave
servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos constituye una
materia grave, a no ser que el daño infligido sea tan leve que quien lo padece
no pueda razonablemente considerarlo significativo.
Para meditar
(Comentario YouCat) Es muy
cuestionable moralmente jugarse grandes sumas de dinero en juegos de azar,
mientras a otros les falta lo necesario para vivir. Además
las apuestas y los juegos de azar pueden crear adicción y esclavizar a las
personas.
(Comentario CIC) (CIC 2409) Toda forma de tomar o retener injustamente el bien
ajeno, aunque no contradiga las disposiciones de la ley civil, es contraria al
séptimo mandamiento. Así, retener deliberadamente bienes prestados u objetos
perdidos, defraudar en el ejercicio del comercio (cf Dt 25, 13-16),
pagar salarios injustos (cf Dt 24,14-15; St 5,4), elevar los
precios especulando con la ignorancia o la necesidad ajenas (cf Am 8,
4-6). Son también moralmente ilícitos, la especulación mediante la cual se
pretende hacer variar artificialmente la valoración de los bienes con el fin de
obtener un beneficio en detrimento ajeno; la corrupción mediante la cual se
vicia el juicio de los que deben tomar decisiones conforme a derecho; la
apropiación y el uso privados de los bienes sociales de una empresa; los
trabajos mal hechos, el fraude fiscal, la falsificación de cheques y facturas,
los gastos excesivos, el despilfarro. Infligir voluntariamente un daño a las
propiedades privadas o públicas es contrario a la ley moral y exige reparación.
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