viernes, 8 de febrero de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 435.
(Respuesta YouCat) Ninguna persona ni partes de una
persona pueden ser convertidas en mercancía, tampoco nadie puede ofrecerse a sí
mismo como mercancía. El hombre pertenece a Dios, que le ha otorgado libertad y
dignidad. Comprar y vender personas, como sucede hoy en día de forma habitual,
no sólo en la prostitución, es un acto absolutamente reprobable.
Reflecciones y
puntos a profundizar
(Comentario CIC) (CIC
2414) El séptimo mandamiento
proscribe los actos o empresas que, por una u otra razón, egoísta o ideológica,
mercantil o totalitaria, conducen a esclavizar seres humanos, a
menospreciar su dignidad personal, a comprarlos, a venderlos y a cambiarlos
como mercancía. Es un pecado contra la dignidad de las personas y sus derechos
fundamentales reducirlos por la violencia a la condición de objeto de consumo o
a una fuente de beneficio. San Pablo ordenaba a un amo cristiano que tratase a
su esclavo cristiano “no como esclavo, sino [...] como un hermano [...] en el
Señor” (Flm 16).
Para meditar
(Comentario YouCat) En el
tráfico de órganos y de embriones, en la biotecnología, en el tráfico de niños
para la adopción, en el reclutamiento de niños soldado, en la prostitución, en
todas partes aparece de nuevo la antigua injusticia del tráfico de seres
humanos y la esclavitud. Se priva a personas de su libertad, de su dignidad, de
su autodeterminación, en realidad, de su misma vida. Se las humilla
convirtiéndolas en objetos con los que el propietario puede hacer negocios. Hay
que distinguir del tráfico de seres humanos en sentido estricto, las prácticas
del fútbol y otros deportes. También en esos casos se habla de «comprar» y
«vender», pero se trata de procedimientos en los que se puede presuponer el
libre consentimiento de los jugadores.
(Comentario (CIC) (CIC 2297) Los secuestros y el tomar
rehenes hacen que impere el terror y, mediante la amenaza, ejercen
intolerables presiones sobre las víctimas. Son moralmente ilegítimos. El terrorismo,
amenaza, hiere y mata sin discriminación; es gravemente contrario a la justicia
y a la caridad. La tortura, que usa de violencia física o moral, para
arrancar confesiones, para castigar a los culpables, intimidar a los que se
oponen, satisfacer el odio, es contraria al respeto de la persona y de la
dignidad humana. Exceptuados los casos de prescripciones médicas de orden
estrictamente terapéutico, las amputaciones, mutilaciones o
esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son
contrarias a la ley moral (cf Pío XI, Cart enc. Casti connubii: DS 3722).
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