viernes, 25 de noviembre de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 92.
(Respuesta YouCat) Jesús tenía un gran
círculo de discípulos a su alrededor, eran hombres y mujeres. De ese círculo
elige a doce hombres, a los que llamó Apóstoles (Le 6,12- 16). Los Apóstoles
recibieron de él una formación especial y diferentes tareas: «y los envió a
proclamar el reino de Dios y a curar» (Le 9,2). Jesús llevó consigo sólo a
estos doce apóstoles a la última cena, donde les encargó: «Haced esto en
memoria mía» (Le 22,19b).
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 551) Desde el comienzo de su vida pública
Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con él y participar en
su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los
envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen
para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su
Iglesia: “Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo
dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis
sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel” (Lc 22, 29-30).
Para Meditar
(Comentario YouCat) Los apóstoles se convirtieron
en testigos de la Resurrección y garantes de su verdad. Después de la muerte de
Jesús continuaron su misión. Eligieron a sucesores para su ministerio: los
Obispos. Los sucesores de los apóstoles ejercen en nuestros días los poderes
otorgados por Jesús: gobiernan, enseñan y celebran los misterios divinos. La
unión de los apóstoles se convirtió en el fundamento de la unidad de la Iglesia
(Sucesión Apostólica). Entre los Doce destaca una vez más Pedro, a quien Jesús
le otorgó una autoridad especial: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia» (Mt 16,18). En esta posición especial de Pedro entre los apóstoles
tiene su origen el ministerio del Papa.
(Comentario CIC) (C.I.C 552) En el colegio de los Doce, Simón Pedro
ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1Co 15, 5). Jesús le
confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había
confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16).
Entonces Nuestro Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra
ella" (Mt 16, 18). Cristo, "Piedra viva" (1P 2, 4), asegura a su
Iglesia, edificada sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte.
Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la
Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de
confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22, 32).
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