jueves, 10 de noviembre de 2016

Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 85.


YOUCAT Pregunta 85. Parte I. ¿Por qué María es también nuestra madre?


(Respuesta YouCat) María es nuestra madre porque Cristo, el Señor, nos la dio como madre.  

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 963) Después de haber hablado del papel de la Virgen María en el Misterio de Cristo y del Espíritu, conviene considerar ahora su lugar en el Misterio de la Iglesia. "Se la reconoce y se la venera como verdadera Madre de Dios y del Redentor [...] más aún, ‘es verdaderamente la madre de los miembros (de Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza'“ (Lumen gentium, 53; cf. San Agustín, De sancta virginitate, 6, 6: PL 40, 399). "María [...], Madre de Cristo, Madre de la Iglesia" (Pablo VI, Discurso a los padres conciliares, (21 de noviembre 1964). 

Para Meditar

(Comentario YouCat) «Mujer, ahí tienes a tu hijo». «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26b-27a). En estas palabras que Jesús dirigió a Juan desde la cruz ha entendido siempre la Iglesia que Jesús confiaba toda la IgLesia a María. De este modo María es también nuestra madre. Podemos invocarla y suplicar su intercesión ante Dios.

(Comentario CIC) (C.I.C 964) El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (Lumen gentium, 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión: “La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de amor, daba amorosamente su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima que Ella había engendrado. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’” (Jn 19, 26-27; Lumen gentium, 58).   

(Continua la pregunta: ¿Por qué María es también nuestra madre?)

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