jueves, 24 de noviembre de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 91.
(Respuesta YouCat) Los milagros que hizo
Jesús eran signos del comienzo del reino de Dios. Eran expresión de su amor a
los hombres y confirmaban su misión.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 549) Al liberar a algunos hombres de los
males terrenos del hambre (cf. Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf. Lc 19, 8), de
la enfermedad y de la muerte (cf. Mt 11,5), Jesús realizó unos signos
mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf. Lc
12, 13. 14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más
grave, la del pecado (cf. Jn 8, 34-36), que es el obstáculo en su vocación de
hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.
Para Meditar
(Comentario YouCat) Los milagros de Jesús no eran
una representación mágica. Él estaba lleno del poder del amor salvífico de
Dios. Por medio de los milagros, Jesús muestra que es el Mesías y que el reino
de Dios comienza en él. De este modo se podía experimentar el inicio del nuevo
mundo: liberaba del hambre (Jn 6,5-15), de la injusticia (Le 19,8), de la
enfermedad y la muerte (Mt 11,5). Mediante la expulsión de demonios comenzó su
victoria contra el «príncipe de este mundo» (Jn 12,31; se refiere a Satanás).
Sin embargo, Jesús no suprimió toda desgracia y todo mal de este mundo. Se fijó
especialmente en la liberación del hombre de la esclavitud del pecado. Le
importaba ante todo la fe que suscitaba a través de los milagros.
(Comentario CIC) (C.I.C 550) La venida del Reino de Dios es la
derrota del reino de Satanás (cf. Mt 12, 26): "Pero si por el Espíritu de
Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de
Dios" (Mt 12, 28). Los exorcismos
de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios (cf. Lc 8, 26-39).
Anticipan la gran victoria de Jesús sobre "el príncipe de este mundo"
(cf. Jn 12, 31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el
Reino de Dios: "Regnavit a ligno
Deus" ("Dios reinó desde el madero de la Cruz") (Venancio
Fortunato, Hymnus "Vexilla
Regis": PL 88, 96).
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