domingo, 13 de marzo de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 9. Parte II.
(Respuesta YouCat – repetición) En
Jesucristo Dios nos muestra toda la profundidad de su amor misericordioso.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 66) "La economía cristiana, por ser alianza nueva y
definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar ya ninguna revelación pública
antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo" (Dei
verbum, 4). Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente
explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su
contenido en el transcurso de los siglos. (C.I.C 70) Más allá del testimonio que Dios da de sí mismo en las cosas
creadas, se manifestó a nuestros primeros padres. Les habló y, después de la
caída, les prometió la salvación (cf. Gn 3,15), y les ofreció su alianza. (C.I.C
71) Dios selló con Noé una alianza eterna entre El y
todos los seres vivientes (cf. Gn 9,16). Esta alianza durará tanto como dure el
mundo. (C.I.C 72) Dios eligió a Abraham y
selló una alianza con él y su descendencia. De él formó a su pueblo, al que
reveló su ley por medio de Moisés. Lo preparó por los profetas para acoger la
salvación destinada a toda la humanidad.
Para meditar
(Comentario YouCat) Por medio de Jesucristo el
Dios invisible se hace visible. Se hace hombre come nosotros. Esto nos enseña
hasta dónde alcanza el amor de Dios. Lleva toda nuestra carga. Anda todos los
caminos con nosotros. Está en nuestro abandono, nuestro dolor, nuestro miedo
ante la muerte. Está allí donde no podemos avanzar más, para abrirnos la puerta
hacia la Vida.
(Comentario CIC) ((C.I.C 314) Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de
la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia
desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial,
cuando veamos a Dios "cara a cara" (1Co 13, 12), nos serán plenamente
conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y
del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat
(cf. Gn 2, 2) definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra.
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