domingo, 20 de marzo de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 14. Parte I.
(Respuesta YouCat) «Los Libros sagrados
enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad, porque escritos por
inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor» (Concilio Vaticano I
I , DV11).
Reflecciones y puntos a profundizar
(Comentario CIC) (C.I.C 103) Por esta
razón, la Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras como venera
también el Cuerpo del Señor. No cesa de presentar a los fieles el Pan de vida
que se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo (cf. Dei
verbum, 21). (C.I.C 104) En la Sagrada
Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. Dei verbum,
24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es
realmente: la Palabra de Dios (cf. 1Ts 2,13). "En los libros sagrados, el
Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para
conversar con ellos" (Dei verbum, 21).
Para meditar
(Comentario YouCat) Ni la Biblia cayó ya acabada
del cielo ni fue dictada a unos escribas autómatas. Más bien Dios «se valió de
hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo,
obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por
escrito todo y sólo lo que Dios quería» (Concilio Vaticano I I, DV 11). Para
que determinados textos fueran reconocidos como Sagrada Escritura se requería
además la aceptación universal en la Iglesia. En las comunidades debía existir
el consenso: «Sí, Dios nos habla a través de estos textos; esto está inspirado
por el Espíritu Santo». Desde el siglo IV está establecido en el Canon de las
Sagradas Escrituras cuáles de los muchos textos cristianos primitivos están
inspirados realmente por el Espíritu Santo.
(Comentario CIC) (C.I.C 106) Dios ha inspirado a los autores humanos de los
libros sagrados. "En la composición de los libros sagrados, Dios se
valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de
este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron
por escrito todo y sólo lo que Dios quería" (Dei verbum, 11). (C.I.C
82) De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está
confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación "no saca
exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así las dos se
han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción" (Dei
verbum, 9).
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