viernes, 25 de marzo de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 16. Parte III.
(Respuesta YouCat – repeticion) La Sagrada
Escritura se lee correctamente en actitud orante, es decir, con la ayuda del
Espíritu Santo, bajo cuya influencia se ha formado. Es la Palabra de Dios y
contiene la comunicación decisiva de Dios para nosotros.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 117) El sentido
espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto
de la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla
pueden ser signos. 1. El sentido alegórico. Podemos adquirir una
comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación
en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por
ello del Bautismo (cf. 1Cor 10,2). 2. El sentido moral. Los
acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducirnos a un obrar justo.
Fueron escritos "para nuestra instrucción" (1Cor 10,11; cf. Hb
3-4,11). 3. El sentido anagógico. Podemos ver realidades y
acontecimientos en su significación eterna, que nos conduce (en griego:
"anagoge") hacia nuestra Patria. Así, la Iglesia en la tierra es
signo de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1-22,5). (C.I.C 118) Un dístico medieval resume la significación de los
cuatro sentidos: "Littera gesta docet, quid credas allegoria, Moralis
quid agas, quo tendas anagogia" (Agustín de Dacia, Rotulus
pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929), 256).
Para meditar
(Comentario YouCat) La Biblia es como una larga
carta de Dios a cada uno de nosotros. Por eso debo acoger las Sagradas
Escrituras con gran amor y con reverencia. En primer lugar se trata de leer
realmente la carta de Dios, es decir, no de escoger detalles y dejar de
lado el conjunto. El conjunto debo interpretarlo desde su corazón y misterio:
Jesucristo, de quien habla toda la Biblia, también el Antiguo Testamento. Por
tanto debo leer las Sagradas Escrituras en la misma fe viva de la Iglesia, de
la cual han nacido.
(Comentario CIC) (C.I.C 137) La interpretación de las Escrituras inspiradas debe
estar sobre todo atenta a lo que Dios quiere revelar por medio de los autores
sagrados para nuestra salvación. “Lo que viene del Espíritu sólo es plenamente
percibido por la acción del Espíritu (Cf. Orígenes, Homiliae in Exodum,
4, 5: PG 12, 320). (C.I.C 119) "A los
exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y
exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que mediante un
cuidadoso estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la
interpretación de la Escritura queda sometido al juicio definitivo de la
Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar
la palabra de Dios" (Dei verbum, 12): Ego vero Evangelio non
crederem, nisi me catholicae Ecclesiae commoveret auctoritas (San Agustín, Contra
epistulam Manichaei quam vocant fundamenti, 5, 6 (PL 42, 176).[Fin]
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