miércoles, 23 de marzo de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 16. Parte I.
(Respuesta YouCat) La Sagrada Escritura se
lee correctamente en actitud orante, es decir, con la ayuda del Espíritu Santo,
bajo cuya influencia se ha formado. Es la Palabra de Dios y contiene la
comunicación decisiva de Dios para nosotros.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 110) Para descubrir la intención de los autores sagrados
es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los
"géneros literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir,
de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la verdad se presenta y se
enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros
proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (Dei verbum,
12). (C.I.C 111) Pero, dado que la Sagrada
Escritura es inspirada, hay otro principio de la recta interpretación, no menos
importante que el precedente, y sin el cual la Escritura sería letra muerta:
"La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que
fue escrita" (Dei verbum, 12). El Concilio Vaticano II señala tres
criterios para una interpretación de la Escritura conforme al Espíritu que
la inspiró (cf. Dei verbum, 12):
Para meditar
(Comentario YouCat) La Biblia es como una larga
carta de Dios a cada uno de nosotros. Por eso debo acoger las Sagradas
Escrituras con gran amor y con reverencia. En primer lugar se trata de leer
realmente la carta de Dios, es decir, no de escoger detalles y dejar de
lado el conjunto. El conjunto debo interpretarlo desde su corazón y misterio:
Jesucristo, de quien habla toda la Biblia, también el Antiguo Testamento. Por tanto
debo leer las Sagradas Escrituras en la misma fe viva de la Iglesia, de la cual
han nacido.
(Comentario CIC) (C.I.C 112) 1. Prestar una
gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura". En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la
Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios, del que Cristo
Jesús es el centro y el corazón, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24,25-27.
44-46). “Por el corazón (cf. Sal 22,15) de Cristo ese comprende la sagrada
Escritura la quale hace conocer el corazón de Cristo. Este corazón estaba
cerrado antes de la Pasión porque la Escritura era oscura. Pero la Escritura
fue abierta después de la Pasión, porque los que en adelante tienen
inteligencia de ella consideran y disciernen de qué manera deben ser
interpretadas las profecías (Santo Tomás de Aquino, Expositio in Psalmos
21,11).
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