jueves, 26 de febrero de 2015
383. ¿Qué es la templanza?
(Compendio 383) La templanza modera la atracción de los
placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y procura el
equilibrio en el uso de los bienes creados.
Resumen
(C.I.C 1838) La templanza modera
la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de
los bienes creados.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1809) La templanza es la virtud moral que modera
la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes
creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los
deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el
bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar
‘para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf. 37, 27-31). La templanza es
a menudo alabada en el Antiguo Testamento: ‘No vayas detrás de tus pasiones,
tus deseos refrena’ (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada ‘moderación’
o ‘sobriedad’. Debemos ‘vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo
presente’ (Tt 2, 12). “Nada hay para el sumo bien como amar a Dios con todo el
corazón, con toda el alma y con toda la mente, […] lo cual preserva de la
corrupción y de la impureza del amor, que es lo proprio de la templanza; lo que
hace invencible a todas la incomodidades, que es lo proprio de la fortaleza; lo
que le hace renunciar a todo otro vasallaje, que es lo proprio de la justicia,
y, finalmente, lo que le hace estar siempre en guardia para discernir las cosa
y no dejarse engañar suvbrepticiamente
por la mentira y la falacia, lo que es proprio de la prudencia” (San Agustín, De moribus
Ecclesiae Catholicae, 1, 25, 46: PL 32, 1330-1331).
Para la reflexión
(C.I.C 2342) El dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de
una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la
vida (cf. Tt 2, 1-6). El esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas
épocas, como cuando se forma la personalidad, durante la infancia y la
adolescencia. (C.I.C 2341) La virtud de la castidad forma parte de la virtud
cardinal de la templanza, que tiende
a impregnar de racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensibilidad
humana. (C.I.C 2517) El corazón es la sede de la personalidad moral: ‘de dentro
del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones’
(Mt 15, 19). La lucha contra la concupiscencia de la carne pasa por la
purificación del corazón: “Mantente en la simplicidad, la inocencia y serás
como los niños pequeños que ignoran el mal destructor de la vida de los hombres”
(Hermas, Pastor 27, 1 (mandatum 2, 1) SC 53, 146).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario