domingo, 14 de abril de 2013
Qo 5, 9 El que ama el dinero no se sacia jamás
9 El que ama el dinero no se sacia jamás, y al que ama
la opulencia no le bastan sus ganancias. También esto es vanidad.
(C.I.C 2536) El décimo mandamiento prohíbe la avaricia y el deseo de una apropiación
inmoderada de los bienes terrenos. Prohíbe el deseo desordenado nacido de la pasión inmoderada de las riquezas y
de su poder. Prohíbe también el deseo de cometer una injusticia mediante la
cual se dañaría al prójimo en sus bienes temporales: “Cuando la Ley nos dice: No codiciarás, nos dice, en otros
términos, que apartemos nuestros deseos de todo lo que no nos pertenece. Porque
la sed codiciosa del bien del prójimo es inmensa, infinita y jamás saciada,
como está escrito: ‘El ojo del avaro no
se satisface con su suerte’ (Qo 14, 9)” (Catecismo Romano, 3, 10, 13).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario