martes, 30 de abril de 2013
Sb 11, 20 Tú lo has dispuesto todo con medida, número y peso
20 Aún sin esto, ellos podían ser derribados de un
soplo, perseguidos por la Justicia, barridos por el soplo de tu poder. Pero tú
lo has dispuesto todo con medida, número y peso.
(C.I.C 299) Porque Dios crea con
sabiduría, la creación está ordenada: "Tú todo lo dispusiste con medida,
número y peso" (Sb 11,20). Creada en y por el Verbo eterno, "imagen
del Dios invisible" (Col 1,15), la creación está destinada, dirigida al
hombre, imagen de Dios (cf. Gn 1,26), llamado a una relación personal con Dios.
Nuestra inteligencia, participando en la luz del Entendimiento divino, puede
entender lo que Dios nos dice por su creación (cf. Sal 19,2-5), ciertamente no
sin gran esfuerzo y en un espíritu de humildad y de respeto ante el Creador y
su obra (cf. Jb 42,3). Salida de la bondad divina, la creación participa en esa
bondad ("Y vio Dios que era bueno [...] muy bueno": Gn
1,4.10.12.18.21.31). Porque la creación es querida por Dios como un don
dirigido al hombre, como una herencia que le es destinada y confiada. La
Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defender la bondad de la creación,
comprendida la del mundo material (cf. San León Magno, Epistula Quam laudabiliter: DS 286; I Concilio de
Braga: DS 455-463; IV Concilio de Letrán: DS 800; Concilio de Florencia: DS 333; Concilio Vaticano I: DS 3002).
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