lunes, 18 de febrero de 2013
Sal 91, 10-13 No te alcanzará ningún mal
10 No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará
a tu carpa, 11 porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al
Altísimo 12 Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna
piedra; 13 caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y
serpientes.
(C.I.C 336) Desde su comienzo (cf. Mt 18, 10) a la muerte
(cf. Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf. Sal 34, 8; 91,
1013) y de su intercesión (cf. Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie
podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para
conducir su vida" (san Basilio Magno, Adversus
Eunomium 3, 1: PG 29, 656). Desde esta tierra, la vida cristiana participa,
por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres,
unidos en Dios.
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