sábado, 9 de febrero de 2013
Sal 56, 5 confío en Dios y alabo su Palabra
5 confío en Dios y alabo su Palabra, confío en él y ya
no temo: ¿qué puede hacerme un simple mortal?
(C.I.C 301) Realizada la creación,
Dios no abandona su criatura a ella misma. No sólo le da el ser y el existir,
sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su
término. Reconocer esta dependencia completa con respecto al Creador es fuente
de sabiduría y de libertad, de gozo y de confianza: “Amas a todos los seres y
nada de lo que hiciste aborreces pues, si algo odiases, no lo hubieras creado.
Y ¿cómo podría subsistir cosa que no hubieses querido? ¿Cómo se conservaría si
no la hubieses llamado? Mas tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que
amas la vida” (Sb 11, 24-26).
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