lunes, 11 de febrero de 2013
Sal 69, 10 porque el celo de tu Casa me devora
10 porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí
los ultrajes de los que te agravian.
(C.I.C 584) Jesús subió al Templo como al lugar privilegiado
para el encuentro con Dios. El Templo era para él la casa de su Padre, una casa
de oración, y se indigna porque el atrio exterior se haya convertido en un
mercado (Mt 21, 13). Si expulsa a los mercaderes del Templo es por celo hacia
las cosas de su Padre: "no hagáis de la Casa de mi Padre una casa de
mercado. Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: 'El celo por tu
Casa me devorará' (Sal 69, 10)" (Jn 2, 16-17). Después de su Resurrección,
los Apóstoles mantuvieron un respeto religioso hacia el Templo (cf. Hch 2, 46;
3, 1; 5, 20. 21; etc.).
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