sábado, 23 de febrero de 2013
Sal 102, 27-28 ellos se acaban, y tú permaneces
27 ellos se acaban, y tú permaneces: se desgastan lo
mismo que la ropa, los cambias como a un vestido, y ellos pasan. 28 Tú, en
cambio, eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin.
(C.I.C 212) En el transcurso
de los siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar las riquezas
contenidas en la revelación del Nombre divino. Dios es único; fuera de Él no
hay dioses (cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la historia. Él es quien
ha hecho el cielo y la tierra: "Ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos
como la ropa se desgastan [...] pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus
años" (Sal 102,27-28). En Él "no hay cambios ni sombras de
rotaciones" (St 1,17). Él es " Él que es", desde siempre y para
siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus promesas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario