viernes, 1 de febrero de 2013
Sal 40, 8-9 tu ley está en mi corazón
8 entonces dije: «Aquí estoy. 9 En el libro de la Ley
está escrito lo que tengo que hacer: yo amo. Dios mío, tu voluntad, y tu ley
está en mi corazón».
(C.I.C 2824) En Cristo, y por medio de su voluntad
humana, la voluntad del Padre fue cumplida perfectamente y de una vez por
todas. Jesús dijo al entrar en el mundo: " He aquí que yo vengo, oh Dios,
a hacer tu voluntad" (Hb 10, 7; cf. Sal 40, 7). Sólo Jesús puede decir:
"Yo hago siempre lo que le agrada a Él" (Jn 8, 29). En la oración de
su agonía, acoge totalmente esta Voluntad: "No se haga mi voluntad sino la
tuya" (Lc 22, 42; cf. Jn 4, 34; 5, 30; 6, 38). He aquí por qué Jesús
"se entregó a sí mismo por nuestros pecados […] según la voluntad de
Dios" (Ga 1, 4). "Y en virtud de esta voluntad somos santificados,
merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo" (Hb
10, 10).
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