miércoles, 15 de agosto de 2012
Ex 32,11-13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob
11 Pero Moisés
trató de aplacar al Señor con estas palabras: «¿Por qué, Señor, arderá tu ira
contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran
firmeza y mano poderosa? 12 ¿Por qué tendrán que decir los Egipcios: «El los
sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y
exterminarlos de la superficie de la tierra?». Deja de lado tu indignación y
arrepiéntete del mas que quieres infligir a tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham,
de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo:
«Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda
esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia».
(C.I.C
210) Tras el pecado de Israel, que se apartó de Dios para adorar al becerro de
oro (cf. Ex 32), Dios escucha la intercesión de Moisés y acepta marchar en
medio de un pueblo infiel, manifestando así su amor (cf. Ex 33,12-17). A
Moisés, que pide ver su gloria, Dios le responde: "Yo haré pasar ante tu
vista toda mi bondad (belleza) y pronunciaré delante de ti el nombre de
YHWH" (Ex 33,18-19). Y el Señor pasa delante de Moisés, y proclama:
"YHWH, YHWH, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en
amor y fidelidad" (Ex 34,5-6). Moisés confiesa entonces que el Señor es un
Dios que perdona (cf. Ex 34,9). (C.I.C 2577) De esta intimidad con el Dios
fiel, lento a la ira y rico en amor (cf. Ex 34, 6), Moisés ha sacado la fuerza
y la tenacidad de su intercesión. No pide por él, sino por el pueblo que Dios
ha adquirido. Moisés intercede ya durante el combate con los amalecitas (cf. Ex
17, 8-13) o para obtener la curación de María (cf. Nm 12, 13-14). Pero es sobre
todo después de la apostasía del pueblo cuando "se mantiene en la
brecha" ante Dios (Sal 106, 23) para salvar al pueblo (cf. Ex 32, 1-34,
9). Los argumentos de su oración (la intercesión es también un combate
misterioso) inspirarán la audacia de los grandes orantes tanto del pueblo judío
como de la Iglesia. Dios es amor, por tanto es justo y fiel; no puede
contradecirse, debe acordarse de sus acciones maravillosas, su Gloria está en
juego, no puede abandonar al pueblo que lleva su Nombre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario