viernes, 10 de agosto de 2012
Ex 30,22-32 Este será el óleo para la unción sagrada
Éxodo 30
(pàginas selectas)
22 El Señor habló
a Moisés en estos términos: 23 Consigue especies aromáticas de la mejor
calidad: quinientos ciclos de mirra pura, la mitad –o sea, doscientos cincuenta
siclos– de cinamomo, doscientos cincuenta siclos de caña aromática, 24
quinientos siclos de casia –todo esto en siclos del Santuario– y siete litros
de aceite de oliva; 25 y prepara con ellos una mezcla aromática, como lo sabe
hacer el fabricante de perfumes. Este será el óleo para la unción sagrada. 26
Con él deberás ungir la Carpa del Encuentro, el Arca del Testimonio, 27 la mesa
con todos sus utensilios, el candelabro con sus accesorios, el altar de los
perfumes, 28 el altar de los holocaustos con todos sus accesorios y la fuente
con su base. 29 Así los consagrarás, y serán una cosa santísima. Todo aquello
que los toque quedará consagrado. 30 También ungirás a Aarón y a sus hijos, y
los consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio. 31 Luego hablarás a los
israelitas en estos términos: Ustedes emplearán este óleo para la unción
sagrada, a lo largo de sus generaciones. 32 El no será derramado sobre el
cuerpo de ningún hombre y no se hará ningún otro que tenga la misma
composición. Es una cosa santa, y como tal deberán considerarlo.
(C.I.C
695) La unción. El simbolismo de la
unción con el óleo es también significativo del Espíritu Santo, hasta el punto
de que se ha convertido en sinónimo suyo (cf. 1Jn 2, 20. 27; 2Co 1, 21). En la
iniciación cristiana es el signo sacramental de la Confirmación, llamada
justamente en las Iglesias de Oriente "Crismación". Pero para captar
toda la fuerza que tiene, es necesario volver a la Unción primera realizada por
el Espíritu Santo: la de Jesús. Cristo ["Mesías" en hebreo] significa
"Ungido" del Espíritu de Dios. En la Antigua Alianza hubo
"ungidos" del Señor (cf. Ex 30, 22-32), de forma eminente el rey
David (cf. 1S 16, 13). Pero Jesús es el Ungido de Dios de una manera única: La
humanidad que el Hijo asume está totalmente "ungida por el Espíritu
Santo". Jesús es constituido "Cristo" por el Espíritu Santo (cf.
Lc 4, 18-19; Is 61, 1). La Virgen María concibe a Cristo del Espíritu Santo
quien por medio del ángel lo anuncia como Cristo en su nacimiento (cf. Lc 2,11)
e impulsa a Simeón a ir al Templo a ver al Cristo del Señor (cf. Lc 2, 26-27);
es de quien Cristo está lleno (cf. Lc 4, 1) y cuyo poder emana de Cristo en sus
curaciones y en sus acciones salvíficas (cf. Lc 6, 19; 8, 46). Es él en fin
quien resucita a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 1, 4; 8, 11). Por tanto,
constituido plenamente "Cristo" en su Humanidad victoriosa de la
muerte (cf. Hch 2, 36), Jesús distribuye profusamente el Espíritu Santo hasta
que "los santos" constituyan, en su unión con la Humanidad del Hijo
de Dios, "ese Hombre perfecto [...] que realiza la plenitud de Cristo"
(Ef 4, 13): "el Cristo total" según la expresión de San Agustín (San
Agustín, Sermo 341, 1, 1: PL 39,
1493; Ibid. 9, 11: PL 39, 1499).
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