viernes, 3 de agosto de 2012
Ex 23,20-22 Yo voy a enviar un ángel delante de ti
20 Yo voy a enviar un ángel delante de ti,
para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he
preparado. 21 Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no
les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. 22 Si tú
escuchas realmente su voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus
enemigos y adversario de tus adversarios.
(C.I.C
328) La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada
Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. E1 testimonio de la
Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición. (C.I.C 332) Desde la
creación (cf. Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de
Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos,
anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de
su realización: cierran el paraíso terrenal (cf. Gn 3, 24), protegen a Lot (cf.
Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf. Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham
(cf. Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf. Hch 7,53),
conducen el pueblo de Dios (cf. Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf. Jc 13)
y vocaciones (cf. Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf. 1R 19, 5),
por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el
nacimiento del Precursor y el del mismo
Jesús (cf. Lc 1, 11.26).
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