viernes, 24 de mayo de 2019

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 495.


YOUCAT Pregunta n. 495. - Parte II. ¿Podemos estar seguros de que nuestras oraciones alcanzan a Dios?


(Respuesta YouCat – repeticion) Nuestras oraciones, hechas en el nombre de Jesús, llegan allí donde llegaban también las oraciones de Jesús: al corazón del Padre celestial.       

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2666) Pero el Nombre que todo lo contiene es aquel que el Hijo de Dios recibe en su encarnación: JESÚS. El nombre divino es inefable para los labios humanos (cf. Ex 3, 14; 33, 19-23), pero el Verbo de Dios, al asumir nuestra humanidad, nos lo entrega y nosotros podemos invocarlo: "Jesús", "YHVH salva" (cf. Mt 1, 21). El Nombre de Jesús contiene todo: Dios y el hombre y toda la Economía de la creación y de la salvación. Decir "Jesús" es invocarlo desde nuestro propio corazón. Su Nombre es el único que contiene la presencia que significa. Jesús es el resucitado, y cualquiera que invoque su Nombre acoge al Hijo de Dios que le amó y se entregó por él (cf. Rm 10, 13; Hch 2, 21; 3, 15-16; Ga 2, 20).   

Para meditar        

(Comentario YouCat) Cuanto más confiemos en Jesús tanto más seguros podemos estar de esto. Porque Jesús nos ha abierto de nuevo el camino del cielo que estaba cerrado para nosotros por el pecado. Dado que Jesús es el camino hacia el Padre, los cristianos concluyen sus oraciones con la fórmula «por Jesucristo, nuestro Señor».   

(Comentario CIC) (C.I.C 2667) Esta invocación de fe bien sencilla ha sido desarrolla da en la tradición de la oración bajo formas diversas en Oriente y en Occidente. La formulación más habitual, transmitida por los espirituales del Sinaí, de Siria y del Monte Athos es la invocación: "Señor Jesúcristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros, pecadores" Conjuga el himno cristológico de Flp 2, 6-11 con la petición del publicano y del mendigo ciego (cf. Lc 18,13; Mc 10, 46-52). Mediante ella, el corazón está acorde con la miseria de los hombres y con la misericordia de su Salvador.      
 
(Continua la Pregunta: ¿Podemos estar seguros de que nuestras oraciones alcanzan a Dios?)

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