sábado, 20 de abril de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 476.
(Respuesta YouCat) Ante la muerte Jesús
experimenta toda la profundidad del miedo humano. Sin embargo sacó fuerzas para
confiar en el Padre celeste también en esta hora: «¡Abbá, Padre!; tú lo puedes
todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú
quieres» (Me 14,36).
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2620) En el Nuevo Testamento el
modelo perfecto de oración se encuentra en la oración filial de Jesús. Hecha
con frecuencia en la soledad, en lo secreto, la oración de Jesús entraña una
adhesión amorosa a la voluntad del Padre hasta la cruz y una absoluta confianza
en ser escuchada.
Para meditar
(Comentario
YouCat) «La necesidad enseña a orar». Casi todas las personas experimentan esta
verdad en sus vidas. ¿Cómo oró Jesús cuando experimentó la amenaza de la
muerte? Lo que le movía en esas horas era la disposición absoluta a abandonarse
en el amor y el cuidado de su Padre. No obstante, Jesús pronunció la más
impenetrable de las oraciones, que tomó de las oraciones judías de los
moribundos: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? » (Me 15,34; según
el salmo 22,1). Toda desesperación, toda queja, todo lamento de los hombres de
todos los tiempos y el deseo de encontrar la mano auxiliadora de Dios, se
contienen en esta palabra del Crucificado. Tras las palabras: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Le 23,46) exhaló su
espíritu. En ellas resuena la confianza sin límites en el Padre, que tiene
poder para superar la muerte. De este modo, la oración de Jesús anticipa, en el
centro de su Pasión, la victoria pascual en su Resurrección.
(Comentario CIC) (C.I.C
2606) Todas las angustias de la humanidad de todos los tiempos, esclava del
pecado y de la muerte, todas las súplicas y las intercesiones de la historia de
la salvación están recogidas en este grito del Verbo encarnado. He aquí que el
Padre las acoge y, por encima de toda esperanza, las escucha al resucitar a su
Hijo. Así se realiza y se consuma el drama de la oración en la Economía de la
creación y de la salvación. El salterio nos da la clave para la comprensión de
este drama por medio de Cristo. Es en el "hoy" de la Resurrección
cuando dice el Padre: "Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy. Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la
tierra" (Sal 2, 7-8; cf. Hch 13, 33). La carta a los Hebreos expresa en
términos dramáticos cómo actúa la plegaria de Jesús en la victoria de la
salvación: "El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal
ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la
muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que
padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en
causa de salvación eterna para todos los que le obedecen" (Hb 5,
7-9).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario