sábado, 16 de noviembre de 2013

25. ¿Cómo responde el hombre a Dios que se revela?



25. ¿Cómo responde el hombre a Dios que se revela?      

(Compendio 25) El hombre, sostenido por la gracia divina, responde a la Revelación de Dios con la obediencia de la fe, que consiste en fiarse plenamente de Dios y acoger su Verdad, en cuanto garantizada por Él, que es la Verdad misma.
Resumen
(C.I.C 176) La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras.       
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 142) Por su revelación, "Dios invisible habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía" (Dei Verbum, 2). La respuesta adecuada a esta invitación es la fe. (C.I.C 143) Por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. Dei verbum, 5). La Sagrada Escritura llama "obediencia de la fe" a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rom 1,5; 16. 26).    
Para la reflexión
(C.I.C 1102) "La fe se suscita en el corazón de los no creyentes y se alimenta en el corazón de los creyentes con la palabra […] de la salvación. Con la fe empieza y se desarrolla la comunidad de los creyentes" (Presbyterorum Ordinis, 4). El anuncio de la Palabra de Dios no se reduce a una enseñanza: exige la respuesta de fe, como consentimiento y compromiso, con miras a la Alianza entre Dios y su pueblo. Es también el Espíritu Santo quien da la gracia de la fe, la fortalece y la hace crecer en la comunidad. La asamblea litúrgica es ante todo comunión en la fe. (C.I.C 2087) Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. San Pablo habla de la ‘obediencia de la fe’ (Rm 1, 5; 16, 26) como de la primera obligación. Hace ver en el ‘desconocimiento de Dios’ el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (Cf. Rm 1, 18-32). Nuestro deber para con Dios es creer en Él y dar testimonio de Él.      

(Siguiente pregunta: ¿Cuáles son en la Sagrada Escritura los principales modelos de obediencia en la fe?)

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