miércoles, 6 de noviembre de 2013
16. ¿A quién corresponde interpretar auténticamente el depósito de la fe?
(Compendio 16) La interpretación auténtica del depósito
de la fe corresponde sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, al
Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, y a los obispos en comunión con él. Al
Magisterio, el cual, en el servicio de la Palabra de Dios, goza del carisma
cierto de la verdad, compete también definir los dogmas, que son formulaciones
de las verdades contenidas en la divina Revelación; dicha autoridad se extiende
también a las verdades necesariamente relacionadas con la Revelación.
Resumen
(C.I.C 100) El oficio de
interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha sido confiado únicamente al
Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 85) "El oficio de
interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido
encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en
nombre de Jesucristo" (Dei verbum,
10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de
Roma. (C.I.C 86) "El Magisterio no está
por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo
transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo
escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este
único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para
ser creído" (Dei verbum, 10). (C.I.C
87) Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus
Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mi me escucha" (Lc 10,16; cf.
Lumen gentium, 20), reciben con
docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes
formas. (C.I.C 88) El Magisterio de la Iglesia
ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es
decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una
adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también
cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo
necesario.
Para la reflexión
(C.I.C 89) Existe un vínculo
orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces en el
camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si
nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos
para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32). (C.I.C 90) Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas
pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (Dei Filius: DS 3016 (mysteriorum nexus);
Lumen gentium, 25). "Conviene
recordar que existe un orden o `jerarquía' de las verdades de la doctrina
católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe
cristiana" (Unitatis redintegratio,
11).
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