lunes, 11 de noviembre de 2013
20. ¿Qué es el canon de las Escrituras?
(Compendio 20) El canon de las Escrituras es el elenco
completo de todos los escritos que la Tradición Apostólica ha hecho discernir a
la Iglesia como sagrados. Tal canon comprende cuarenta y seis escritos del
Antiguo Testamento y veintisiete del Nuevo.
Resumen
(C.I.C 138) La Iglesia recibe y
venera como inspirados los cuarenta y seis libros del Antiguo Testamento y los veintisiete
del Nuevo.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 120) La Tradición
apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los
Libros Santos (cf. Dei verbum, 8). Esta
lista integral es llamada "canon" de las Escrituras. Comprende para
el Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm como uno solo), y
27 para el Nuevo (cf. Decretum Damasi:
DS 179-180; Concilio de Florencia: DS 1334-1336; Concilio de Trento: DS 1501-1504):
Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, los dos
libros de Samuel, los dos libros de los Reyes, los dos libros de las Crónicas,
Esdras y Nehemías, Tobías, Judit, Ester, los dos libros de los Macabeos, Job,
los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, la
Sabiduría, el Eclesiástico, Isaías, Jeremías, las Lamentaciones, Baruc,
Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás Miqueas, Nahúm , Habacuc,
Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías para el Antiguo Testamento. Los Evangelios
de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan, los Hechos de los Apóstoles, las
cartas de Pablo a los Romanos, la primera y segunda a los Corintios, a los
Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, la primera y la
segunda a los Tesalonicenses, la primera y la segunda a Timoteo, a Tito, a
Filemón, la carta a los Hebreos, la carta de Santiago, la primera y la segunda
de Pedro, las tres cartas de Juan, la carta de Judas y el Apocalipsis para el
Nuevo Testamento.
Para la reflexión
(C.I.C 117) El sentido espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no
solamente el texto de la Escritura, sino también las realidades y los
acontecimientos de que habla pueden ser signos. 1. El sentido alegórico. Podemos adquirir una
comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación
en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por
ello del Bautismo (cf. 1Cor 10,2). 2. El sentido moral. Los acontecimientos narrados en la Escritura pueden
conducirnos a un obrar justo. Fueron escritos "para nuestra
instrucción" (1Cor 10,11; cf. Hb 3-4,11). 3. El sentido anagógico. Podemos ver realidades y
acontecimientos en su significación eterna, que nos conduce (en griego:
"anagoge") hacia nuestra Patria. Así, la Iglesia en la tierra es
signo de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1-22,5).
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