martes, 5 de noviembre de 2013
15. ¿A quién ha sido confiado el depósito de la fe?
(Compendio 15) El depósito de la fe ha sido confiado por
los Apóstoles a toda la Iglesia. Todo el Pueblo de Dios, con el sentido
sobrenatural de la fe, sostenido por el Espíritu Santo y guiado por el
Magisterio de la Iglesia, acoge la Revelación divina, la comprende cada vez
mejor, y la aplica a la vida.
Resumen
(C.I.C 99) En virtud de su sentido
sobrenatural de la fe, todo el Pueblo de Dios no cesa de acoger el don de la
Revelación divina, de penetrarla más profundamente y de vivirla de modo más
pleno.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 84) "El depósito"
(cf. 1Tm 6,20; 2Tm 1,12-14) de la fe (depositum
fidei), contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue
confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho
depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre
en la doctrina apostólica y en la unión, en la eucaristía y la oración, y así
se realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles en conservar,
practicar y profesar la fe recibida" (Dei
verbum, 10). (C.I.C 91) Todos los fieles
tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han
recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1Jn 2, 20. 27) y
los conduce “a la verdad completa” (cf. Jn 16,13). (C.I.C 857) La
Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un
triple sentido: — Fue y permanece edificada sobre "el fundamento de los
apóstoles" (Ef 2, 20; Ap 21, 14), testigos escogidos y enviados en misión
por el mismo Cristo (cf. Mt 28, 16-20; Hch 1, 8; 1Co 9, 1; 15, 7-8; Ga 1, l; etc.).
— guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la
enseñanza (cf. Hch 2, 42), el buen depósito, las sanas palabras oídas a los
apóstoles (cf. 2Tm 1, 13-14). — sigue siendo enseñada, santificada y dirigida
por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden
en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos, "a los que asisten
los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la
Iglesia" (Ad gentes, 5): “Porque
no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por medio de los santos pastores, lo
proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de
aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el
Evangelio” (Prefacio de Apóstoles I:
Misal Romano).
Para la reflexión
(C.I.C 94) Gracias a la asistencia
del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las
palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia: –
"Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su
corazón" (Dei verbum, 8); es en
particular la investigación teológica […] la que debe profundizar en el
conocimiento de la verdad revelada" (Gaudium et spes, 62; cfr. 44; Dei verbum, 23; 24; Unitatis redintegratio, 4). – Cuando los fieles "comprenden
internamente los misterios que viven" (Dei
verbum, 8); "Divina eloquia cum
legente crescunt" (“la comprensión de las palabras divinas crece con
su reiterada lectura” (San Gregorio Magno, Homilía
in Ezechielem 1, 7, 8: PL 76, 843). – "Cuando las proclaman los
obispos, qque con la sucesión apostólica reciben un carisma de la verdad"
(Dei verbum, 8).
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