viernes, 30 de abril de 2010

Ef 5, 20 Siempre den gracias a Dios nuestro Padre

(Ef 5, 20) Siempre den gracias a Dios nuestro Padre

[20] Siempre y por qualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

(C.I.C 2633) Cuando se participa así en el amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad pueda convertirse en objeto de petición. Cristo, que ha asumido todo para rescatar todo, es glorificado por las peticiones que ofrecemos al Padre en su Nombre (cf. Jn 14, 13). Con esta seguridad, Santiago (cf. St 1, 5-8) y Pablo nos exhortan a orar en toda ocasión (cf. Ef 5, 20; Flp 4, 6-7; Col 3, 16-17; 1Ts 5, 17-18). (C.I.C 2634) La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular (cf. Rm 8, 34; 1Jn 2, 1; 1Tm 2. 5-8). Es capaz de "salvar perfectamente a los que por Él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor" (Hb 7, 25). El propio Espíritu Santo "intercede por nosotros […] y su intercesión a favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 26-27). (C.I.C 2742) "Orad constantemente" (1Ts 5, 17), "dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5, 20), "siempre en oración y suplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos" (Ef 6, 18)."No nos ha sido prescrito trabajar, vigilar y ayunar constantemente; pero sí tenemos una ley que nos manda orar sin cesar" (Evagrio Pontico, Capita practica ad Anatolium, 49: PG 40, 1245). Este ardor incansable no puede venir más que del amor. Contra nuestra inercia y nuestra pereza, el combate de la oración es el del amor
humilde, confiado y perseverante. Este amor abre nuestros corazones a tres evidencias de fe, luminosas y vivificantes.

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