jueves, 22 de abril de 2010

Ef 5, 1-2 Vivan en el amor a ejemplo de Cristo

Efesios 5

(Ef 5, 1-2) Vivan en el amor a ejemplo de Cristo

[1] Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. [2] Vivan en el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.

(C.I.C 606) El Hijo de Dios "bajado del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que le ha enviado" (Jn 6, 38), "al entrar en este mundo, dice: [...] He aquí que vengo [...] para hacer, oh Dios, tu voluntad... En virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo" (Hb 10, 5-10). Desde el primer instante de su Encarnación el Hijo acepta el designio divino de salvación en su misión redentora: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra" (Jn 4, 34). El sacrificio de Jesús "por los pecados del mundo entero" (1Jn 2, 2), es la expresión de su comunión de amor con el Padre: "El Padre me ama porque doy mi vida" (Jn 10, 17). "El mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado" (Jn 14, 31). (C.I.C 1822) La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por El mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. (C.I.C 1823) Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (Cf. Jn 13, 34). Amando a los suyos ‘hasta el fin’ (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor’ (Jn 15, 9). Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado’ (Jn 15, 12). (C.I.C 1694) Incorporados a Cristo por el bautismo (Cf. Rm 6,5), los cristianos están ‘muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús’ (Rm 6,11), participando así en la vida del Resucitado (Cf. Col 2,12). Siguiendo a Cristo y en unión con él (Cf. Jn 15,5), los cristianos pueden ser ‘imitadores de Dios, como hijos queridos y vivir en el amor’ (Ef 5,1-2), conformando sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con los sentimientos que tuvo Cristo (Flp 2,5.) y siguiendo sus ejemplos (Cf. Jn 13,12-16).

No hay comentarios: