lunes, 26 de abril de 2010

Ef 5, 10-13 Sepan discernir lo que agrada al Señor

(Ef 5, 10-13) Sepan discernir lo que agrada al Señor

[10] Sepan discernir lo que agrada al Señor, [11] y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia. [12] Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que esa gente hace ocultamente. [13] Pero cuando se las pone de manifiesto, aparecen iluminadas por la luz,

(C.I.C 1691) “Cristiano, reconoce tu dignidad. Puesto que ahora participas de la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué Cabeza perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios” (San León Magno, Sermo 21, 3: PL 54, 192-193). (C.I.C 1708) Por su pasión, Cristo nos libró de Satán y del pecado. Nos mereció la vida nueva en el Espíritu Santo. Su gracia restaura en nosotros lo que el pecado había deteriorado. (C.I.C 1709) “El que cree en Cristo es hecho hijo de Dios. Esta adopción filial lo transforma dándole la posibilidad de seguir el ejemplo de Cristo. Le hace capaz de obrar rectamente y de practicar el bien. En la unión con su Salvador, el discípulo alcanza la perfección de la caridad, la santidad. La vida moral, madurada en la gracia, culmina en vida eterna, en la gloria del cielo.

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