domingo, 26 de abril de 2009

Hch 18, 24-28 Demostrando que Jesús es el Mesías

(Hch 18, 24-28) Demostrando que Jesús es el Mesías
[24] Un judío llamado Apolo, originario de Alejandría, había llegado a Éfeso. Era un hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. [25] Había sido iniciado en el Camino del Señor y, lleno de fervor, exponía y enseñaba con precisión lo que se refiere a Jesús, aunque no conocía otro bautismo mas que el de Juan. [26] Comenzó a hablar con decisión en la sinagoga. Después de oírlo, Priscila y Aquila lo llevaron con ellos y le explicaron más exactamente el Camino de Dios. [27] Como él pensaba ir a Acaya, los hermanos lo alentaron, y escribieron a los discípulos para que lo recibieran de la mejor manera posible. Desde que llegó a Corinto fue de gran ayuda, por la gracia de Dios, para aquellos que habían abrazado la fe, [28] porque refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús es el Mesías.
(C.I.C 904) "Cristo [...] realiza su función profética ... no sólo a través de la jerarquía [...] sino también por medio de los laicos. El los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra" (Lumen gentium, 35). “Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo predicador e incluso de todo creyente” (Santo Tomás de Aquino, STh III, 71. 4 ad 3). (C.I.C 905) Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con "el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra". En los laicos, “esta evangelización […] adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo" (Lumen gentium, 35): “Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes [...] como a los fieles (Apostolicam actuositatem, 6; cf. Ad gentes, 15). (C.I.C 906) Los fieles laicos que sean capaces de ello y que se formen para ello también pueden prestar su colaboración en la formación catequética (cf. CIC cánones 774. 776. 780), en la enseñanza de las ciencias sagradas (cf. CIC canon 229), en los medios de comunicación social (cf. CIC canon 822, § 3).

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