miércoles, 30 de mayo de 2018

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 316.

YOUCAT Pregunta n. 316. – Parte II. ¿Cómo se pueden distinguir los pecados graves (pecados mortales) de los menos graves (pecados veniales)?             


(Respuesta YouCat – repeticion) El pecado grave destruye en el corazón del hombre la fuerza divina del amor, sin la que no puede existir la felicidad eterna. Por ello se llama pecado mortal. El pecado grave aparta de Dios, mientras que los pecados veniales sólo enturbian la relación con él.       

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1854) Conviene valorar los pecados según su gravedad. La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura (cf. 1Jn 5,16-17) se ha impuesto en la tradición de la Iglesia. La experiencia de los hombres la corroboran. (C.I.C 1855) El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior. El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.     

Para meditar    

(Comentario YouCat) Un pecado mortal corta la relación de un hombre con Dios. Tal pecado tiene como condición previa que se refiera a una materia grave y que sea cometido con pleno conocimiento y consentimiento deliberado. Son pecados veniales los referidos a materias leves, o los pecados que se dan sin pleno conocimiento de su trascendencia o sin consentimiento deliberado. Estos últimos pecados afectan a la relación con Dios, pero no rompen con él.   

 (Comentario CIC) (C.I.C 1856) El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación: “Cuando […] la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado, por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal […] sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc., o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc. [...] En cambio, cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc., tales pecados son veniales” (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, 88, 2).                                      

(Continua la Pregunta: ¿Cómo se pueden distinguir los pecados graves (pecados mortales) de los menos graves (pecados veniales)?)  

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