sábado, 9 de marzo de 2013
Sal 115, 3 Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra
3 Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra, él hace
todo lo que quiere.
(C.I.C 268) De todos los
atributos divinos, sólo la omnipotencia de Dios es nombrada en el Símbolo:
confesarla tiene un gran alcance para nuestra vida. Creemos que esa omnipotencia
es universal, porque Dios, que ha
creado todo (cf. Gn 1,1; Jn 1,3), rige todo y lo puede todo; es amorosa, porque Dios es nuestro Padre
(cf. Mt 6,9); es misteriosa, porque
sólo la fe puede descubrirla cuando "se manifiesta en la debilidad"
(2Co 12,9; cf. 1Co 1,18). (C.I.C 303) El
testimonio de la Escritura es unánime: la solicitud de la divina providencia es
concreta e inmediata; tiene cuidado de todo, de las cosas más pequeñas hasta
los grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Las Sagradas Escrituras
afirman con fuerza la soberanía absoluta de Dios en el curso de los
acontecimientos: "Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto
le place lo realiza" (Sal 115, 3); y de Cristo se dice: "si Él abre,
nadie puede cerrar; si Él cierra, nadie puede abrir" (Ap 3, 7); "hay
muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se
realiza" (Pr 19, 21).
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