miércoles, 21 de octubre de 2009

1Co 12, 4-11 En todo esto es el mismo y único Espíritu

(1Co 12, 4-11) En todo esto es el mismo y único Espíritu

[4] Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. [5] Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. [6] Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. [7] En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. [8] El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; [9] a otro, la fe, también en el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; [10] a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas. [11] Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere.

(C.I.C 799) Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. (C.I.C 800) Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los recibe, y también por todos los miembros de la Iglesia. En efecto, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo; los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, verdadera medida de los carismas (cf. 1Co 13). (C.I.C 801) Por esta razón aparece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los Pastores de la Iglesia. "A ellos compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno" (Lumen gentium, 12), a fin de que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al "bien común" (cf. 1Co 12, 7; cf. Lumen gentium, 30; Christifideles laici, 24).

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