viernes, 16 de octubre de 2009

1Co 11, 8-16 Si alguien es amigo de discusiones

(1Co 11, 8-16) Si alguien es amigo de discusiones

[8] En efecto, no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre; [9] ni fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. [10] Por esta razón, la mujer debe tener sobre su cabeza un signo de sujeción, por respeto a los ángeles. [11] Por supuesto que para el Señor, la mujer no existe sin el hombre ni el hombre sin la mujer. [12] Porque si la mujer procede del hombre, a su vez, el hombre nace de la mujer y todo procede de Dios. [13] Juzguen por ustedes mismos: ¿Les parece conveniente que la mujer ore con la cabeza descubierta? [14] ¿Acaso la misma naturaleza no nos enseña que es una vergüenza para el hombre dejarse el cabello largo, [15] mientras que para la mujer es una gloria llevarlo así? Porque la cabellera le ha sido dada a manera de velo. [16] Por lo demás, si alguien es amigo de discusiones, le advertimos que entre nosotros se acostumbra usar el velo y también en las Iglesias de Dios.

(C.I.C 110 Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (Dei verbum, 12). (C.I.C 127) El Evangelio cuadriforme ocupa en la Iglesia un lugar único; de ello dan testimonio la veneración de que lo rodea la liturgia y el atractivo incomparable que ha ejercido en todo tiempo sobre los santos: “No hay ninguna doctrina que sea mejor, más preciosa y más espléndida que el texto del evangelio. Ved y retened lo que nuestro Señor y Maestro, Cristo, ha enseñado mediante sus palabras y realizado mediante sus obras” (Santa Cesárea Joven, Epistula ad Richildam et Radegundem). “Es sobre todo el Evangelio lo que me ocupa durante mis oraciones; en él encuentro todo lo que es necesario a mi pobre alma. En él descubro siempre nuevas luces, sentidos escondidos y misteriosos (Santa Teresa del Niño Jesús, Manuscrito A, 83v: Manuscritos autobiográficos).

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